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XXIX Carrera Popular Feria de San Miguel Torremolinos


Si en la carrera de la feria de Mijas conseguí “enganchar” al atletismo a uno de mis amigos, Kevin, que repetiría en esta edición de la carrera popular “Feria de San Miguel” 2013, esta vez dupliqué el “logro” al convencer a dos amigos más, Érika y Gonzalo (que participó conmigo en la carrera de la feria de Mijas allá por el año 2008, obteniendo la segunda posición en la categoría juvenil).

María José volvió a apuntarse de espectadora/fotógrafa, a la que doy las gracias por la cantidad de instantáneas que tenemos gracias a ella.

Tras pasar una buena mañana en Málaga, por la tarde tocó desplazarnos hasta Torremolinos, carrera a la que llegué con una buena motivación tras el podio en obtenido en Mijas y unos entrenamientos en los que empecé a rebajar hasta niveles insospechables los tiempos obtenidos en años anteriores por estas mismas fechas.

Como de costumbre llegamos puntuales... Demasiado; hasta el punto de que a las 6 y 10 ya  teníamos todos nuestros dorsales y no sabíamos que hacer hasta que empezase la carrera.

En ese momento nos fijamos en que había barras fijas en un lateral del complejo deportivo, así que decidimos matar el tiempo y los nervios ejercitando un poco el tren superior.




Empezamos con tranquilidad, pero acabamos pasándonos ya que tras unos pocos minutos nos encontrábamos sudando a chorros, pero acabábamos de descubrir las cuerdas, que en Fuengirola no hay (tenemos muchas instalaciones deportivas en el paseo marítimo, pero ni una sola para escalar cuerda) y no nos pudimos resistir a escalar un poco.




Aún resoplando nos echamos una foto de grupo, y decidimos, con la garganta ya seca y la camiseta empapada, dejar eso del ejercicio para la carrera, y sentarnos un poquito a la sombra.


Comentando anécdotas en anteriores carreras y hablando de todo tipo de temas la tarde empezó a avanzar, y una vez que las carreras de categorías inferiores dieron comienzo nos bajamos al tartán para observarlas y animar desde primera fila.

Allí nos dimos cuenta de que en el dorsal de Gonzalo en lugar de “Pro” (promesa) ponía “Pre” (prebenjamín), y lo comentamos a los responsables de los dorsales, ya que por lo visto había habido un error a la hora de la inscripción, que se solventó sin complicación alguna.


Cuando nos tocó el turno a los mayores fuimos colocándonos en el arco de salida, y no pude evitar comentar a dos atletas (no los conocía, pero los deportistas somos, en general, muy sociables), que iba a estar difícil no embotellarnos en la salida de la pista, ya que aunque la puerta no era especialmente estrecha, éramos muchos corredores y las salidas son siempre muy rápidas.

Comenzamos a esperar a la señal de salida sin demasiadas preocupaciones, en las salidas siempre tienes que estar atento y si eres cauto no tiene por qué pasar nada, y en ese momento, Sergio, un compañero del Club de Atletismo Fuengirola se puso a mi lado, y comenzamos a hablar de la tradicional subida al repetidor que tendría lugar varias horas después de la carrera, a la mañana siguiente, y acordamos quedar en Los Boliches para subir juntos a Mijas Pueblo.


De repente, como si me hubiesen leído la mente hacía pocos minutos, nos comunicaron que para evitar embotellamientos en la salida, ésta se trasladaba a la calle lateral del estadio, desde dónde finalmente dio lugar, una vez que todos los atletas hubimos ocupado nuestros puestos.

Por el camino me crucé con Osama, que me dijo que hoy si que corría, ya que en Mijas asistió sólo como espectador, y tras desearnos suerte seguimos nuestros caminos, él hacia la cabeza de la carrera y yo hacia la zona donde se encontraba el primer cuarto de los atletas.

Momentos después, la carrera comenzó.


La salida fue rápida y la pendiente hacia abajo nos ayudaba a mantener un ritmo elevado. En pocos segundos perdí de vista a Sergio, que comenzó la carrera con una galopada increíble.

También me pareció ver de lejos a Álvaro Illescas, del club Alpino Jarapalo, uno de mis amigos atletas con quien siempre tengo pugnas en todas las categorías por alcanzar el podio, aunque salvo contadas ocasiones como la media maratón del Rincón de la Victoria, suele quedar por delante de mí, aunque en el último año le recorté bastante ventaja y conseguí adelantarle algunas veces.

La primera media vuelta fue rapidísima, con Osama ya destacado como líder indiscutible.

Comencé a pasar atletas (no entiendo esa manía de colocarse el primero en línea de salida si no se puede correr a un ritmo elevado, al menos en los primeros kilómetros, pero son misterios del atletismo), lo que elevó bastante mi motivación, y en la segunda mitad de la primera vuelta, lejos de bajar el ritmo, lo incrementé aún más, mientras subíamos la cuesta del Aqualand, camino de completar la primera vuelta.

Camino al citado Aqualand pasé al lado de Álvaro, confirmando que era él, pero me sorprendió que su ritmo no fuese tan alto como de costumbre (el año pasado fue el campeón de la prueba sin muchas dificultades), y tras comentarme que estaba en baja forma y no podía aguantar si se pegaba a mí, le desee suerte y retomé mi ritmo, relamiéndome con la posibilidad de repetir el primer podio obtenido en Mijas.

Durante la segunda vuelta mantuve estable el ritmo, ya que si lo aumentaba más (que era lo que mi cuerpo pedía) podía desfondarme y echar por tierra la carrera, ya que aún quedaba una vuelta más, pero mantuve la cabeza fría y no bajé en ningún momento de 3:50 minutos por kilómetro.

Llegando a la mitad de la segunda vuelta pasé a Sergio, que había empezado a bajar el ritmo pero aún mantenía una velocidad considerable.

Le animé a que se pegase pero me dijo que iba bien así, así que seguí, empezando ya a notar fatiga, aunque no demasiada, debido a la euforia.

Sin embargo, terminando la segunda vuelta, comencé a pasar a atletas jóvenes, que bien podían ser promesas, y la euforia se me vino un poco abajo, ya que había pasado muchos meses fuera y era posible que hubiese nuevos atletas, atletas que hubiesen subido de Junior a Promesa… Y si hasta la segunda vuelta no los había alcanzado, eso significaba que llevaban un buen ritmo y que podía haber aún atletas de mi categoría corriendo delante de mí.

Cogí agua en el avituallamiento (la primera vuelta se me pasó tan rápido que pensé que habría un segundo avituallamiento más adelante, hasta que caí en que, como era un circuito de 3 vueltas, ese era el mejor punto para colocarlo, porque los atletas podrían refrescarse tres veces, y así se ahorraban poner más), y de un trago largo bebí medio vaso, y el otro medio me lo eché por la nuca.

Poco antes de comenzar la tercera y última vuelta comencé a doblar a varios atletas, y al tomar por última vez la curva para bajar hacia el cocopark pasé a Érika, que iba recuperando energías caminando a pasos largos.

Sin duda, para una persona que no ha corrido nunca, una carrera es un gran reto, y más una de más de 8000 metros, pero ahí estaba, aguantando estoicamente.

Ya me empezaba a costar mantener el ritmo, pero di todo lo que tenía mientras seguía pasando corredores, pero ya no sabía a cuáles pasaba por primera vez y a cuales estaba doblando, y lo que es peor, llegados a este punto, de espaldas todos los atletas me parecían promesas, pero iba aprovechando el impulso emocional que me daba adelantarlos y tras pasar a uno fijaba la vista en el siguiente, hasta que lo pasaba también.

Llegado al área de avituallamientos el suelo era un campo de minas, lleno de agua y vasos de plástico por todos lados, por lo que aminoré ligeramente el paso por miedo a resbalones con el agua o al pisar un vaso.

Me pegué a la parte derecha de la carretera, además de para diferenciarme de los atletas que estaban en ese momento completando la segunda vuelta, para coger un vaso más de agua y echar un último trago, aunque como los voluntarios que tenían el agua se habían movido todos a la parte izquierda, cosa con lo que no contaba, no pude beber, pero faltaban escasos metros ya para acabar la carrera, por lo que, sin ni si quiera plantearme cruzar a coger agua, empecé a apretar el paso y encaré la calle pro la que habíamos bajado cerca de media hora antes.

Seguía viendo a posibles promesas delante de mí, y eso, unido a la sensación de saber que quedan pocos metros, me motivó para comenzar un sprint desde la misma puerta del estadio, que no acabé hasta que entré por meta.




No pensaba que fuese a tener trofeo al ver que apenas quedaban camisetas conmemorativas ya, pero había hecho una carrera muy buena, así que tampoco me importó demasiado, y entonces caí en la cuenta.

El crono, de nuevo se me había olvidado pararlo. Por suerte, el muchacho que venía detrás de mí si lo había parado, en 32 minutos y varios segundos, por lo que, recordando que el año pasado Álvaro había ganado con un tiempo de 31 minutos y 40 segundos y que lo había pasado en la primera vuelta, recobré la esperanza de llevarme un detallito a casa. Nos felicitamos mutuamente por el final de carrera y el buen sprint que habíamos realizado y me fui a buscar a María para cambiarme, aunque antes paré para beber un par de vasos de agua y llevarme uno con Fanta para beber camino a las gradas.

Cuando la encontré, María me dio la enhorabuena por el final de carrera y me preguntó que qué tal había ido todo, y tras darle un breve resumen, y preguntarle si habían entrado ya Kevin, Gonzalo o Érika cogí la ropa de repuesto y me fui a los vestuarios a cambiarme.

Al volver, ya con ropa seca, le pregunté si había noticias de mis amigos, pero todavía nada, y le fui contando, esta vez, con más detalle, cómo había ido la carrera.

Al final del relato, noté que alguien me tocaba en la espalda, y vi a Gonzalo y Kevin, que ya habían completado la prueba.

Estaba tan entusiasmado hablando que ni si quiera los había visto de llegar, y eso que mantuvimos la vista en la pista todo el rato.

Como vi que no tenían camiseta les dije que preguntasen, y tras preguntarme donde podían conseguir algo de beber se encaminaron a preguntar por las camisetas.

Cuando volvieron, con sus vasos en la mano y menos sudor en la frente, me dijeron que se habían acabado las camisetas, y nos sentamos juntos a esperar a que llegase Érika, que cerró la meta con un tiempo de aproximadamente 56 minutos, según calculamos por la hora a la que comenzamos. Independientemente del tiempo, yo lo veo como una victoria enorme, ya que hubo muchos corredores que se retiraron, algunos de ellos experimentados (por problemas musculares o malas sensaciones), y ella, que debutaba en una carrera de 8200 metros, aguantó desde el inicio hasta el final.

Eso se merecía una foto de grupo, que tomamos en el tartán, delante de los anuncios de los patrocinadores.


Mientras compartíamos nuestras impresiones sobre la carrera se iba organizando la entrega de premios, que comenzó, como es habitual, con los premios de los atletas de categorías inferiores.

No sabíamos a ciencia cierta si alguno tendría trofeo o no, ellos apostaban por mí, yo quería creer que sí, pero confiaba más en que Érika consiguiese algo, ya que, por desgracia, no suele haber mucha participación femenina en el atletismo, pero esta carrera fue la excepción.

Llegamos al turno de los promesas masculinos, y me nombraron en primer lugar, así que me dirigí al podio pensando en quienes podrían ser el primero y el segundo clasificado, pero ni cuando subieron al podio los reconocí, probablemente no habíamos coincidido antes.



Con mucha alegría nos echamos la foto de rigor y bajamos del podio, momento en el que una muchacha aumentó aún más mi ánimo al darme una entrada para el aqualand.

Nos esperamos hasta que la entrega de premios acabó por completo, y nos dirigimos al coche, con el estómago vacío y el cuerpo machacadito, y decidimos darnos un homenaje y acabar la noche cenando pizza y jugando a juegos de mesa, que movimiento ya habíamos tenido todos para rato.

Fue un Sábado intenso, y me hubiese gustado alargar más la velada post-carrera, pero al día siguiente tendría una “escalada” considerable, y quería ser capaz de levantarme de la cama para afrontarla.

El resumen personal que obtuve en la carrera fue de un tiempo de 32:24 en completar los 8200 metros de prueba, a un ritmo medio de 3:56 minutos por kilómetro, lo que me permitió alcanzar el puesto 89 de la clasificación general y el tercero de mi categoría.

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