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Tirada larga pre-maratón Fuengirola-La Cala de Mijas-Entrerríos-Fuengirola 2013, Viernes 1 de Noviembre


Esta mañana, tras una larga noche de Halloween, he realizado una tirada larga terroríficamente buena, con una compañía inmejorable.

Me levanté a las 6:30 am, tras haber dormido cerca de 3 horitas, y tras beber bastante agua (estaba seco) y tomarme un yogur, por tener algo en el estómago, salí al punto de encuentro para comenzar la tirada.

Iba un poco zombi, más o menos del estilo de los que se estaban recogiendo al amanecer, y como llegué con bastante antelación eché una foto para capturar el momento y me puse a hacer algunas flexiones y a caminar rápido en círculos y dar saltitos, ya que la brisa me estaba dejando helado con mi camiseta de aros y mis mallas cortas.



Julio llegó también antes de la hora acordada, y estuvimos hablando de medias, maratones y ultras mientras caminábamos para calentar y entrar en calor.


Tras él llegaron Manolo y Rocío, que está ya recobrando las fuerzas tras la parada forzosa que tuvo que hacer debido al accidente.

Por último, llegó Luis Alberto, y salimos en patrulla, en dirección La Cala a un paso tranquilito, de casi 6 minutos por kilómetro durante el primer kilómetro, que incrementamos a 5:40 desde el segundo y casi hasta llegar a La Cala de Mijas, donde Julio tomó la delantera bajando en más de 20 segundos el ritmo por kilómetro y dejándolo alrededor de 5:15 minutos por kilómetro.

Hasta llegar a La Cala avanzamos en dos filas, una en la que Manolo y yo charlábamos animadamente sobre la vida en general y el atletismo en particular, y una de a tres en las que Luis Alberto, Manolo y Rocío nos seguían de cerca.

A pesar de que el ritmo era en este tramo bastante inferior al que suelo seguir normalmente, se me hizo muy ameno, tanto por variar el recorrido al que estoy normalmente acostumbrado como por la compañía, que en el atletismo es algo que sin duda marca la diferencia siempre, y para bien.

Más ameno se hizo aún al empezar a subir para Entrerríos (aunque bien podría llamarse "Entrecauces", es una pena como está de seco todo en la fecha en la que nos encontramos ya...), dónde me pegué a Julio y estuvimos charlando sobre Holanda y sus ventiscas mientras el paisaje cambiaba totalmente a nuestro alrededor, de costa a campo en pocos kilómetros.

Cuando llevábamos unos 13 kilómetros, tras subir una “tachuela” y yendo camino de otra, nos adelantó Luis Alberto a un muy bien ritmo, y se fue con varios metros de ventaja por delante nuestra, aunque pasado el rancho le fuimos dando alcance.

El siguiente kilómetro lo hicimos a 4:35 minutos según mi gps, no sé si es muy de fiar pero indudablemente subimos bastante el ritmo, aunque luego retomamos un ritmo más cómodo de poco más de 5 minutos por kilómetro hasta el kilómetro 16, donde Luis Alberto y Rocío, que aguantó como una campeona, se descolgaron un poco.

El tramo desde el kilómetro 15 hasta el final me gustó muchísimo, fuimos prácticamente por carril todo el rato, el sol calentaba pero no apretaba y la temperatura era ideal, el día ha sido inmejorable para correr.

Aunque no hacía mucho calor sí que se agradecía beber algo de líquido de tanto en cuando, como Julio nos recomendó. Yo salí con mi fiel “cinturón de inmolación”, y cada 30 minutos me tomaba un botellín de 25 cl, que me sentaban divinamente.

En el kilómetro 17 aproximadamente Manolo empezó a tirar un poco más y Julio a descolgarse unos metros por detrás nuestra, y realizamos varios kilómetros a un ritmo idéntico, de alrededor de 4:45 minutos por kilómetro.

Llegando al parque fluvial hicimos un kilómetro a aproximadamente 5 minutos, pero una vez que llegamos al paseo marítimo cogimos un ritmo bastante alto, acabando los 3 últimos kilómetros a un ritmo cada vez más fuerte, a 4:30, 4:10 y 3:45.

En el último kilómetro Manolo comenzó el cambio de ritmo antes que yo, y se mantuvo varios metros por delante mientras yo iba acelerando progresivamente, aunque al final lo pillé por poquito, y porque sintió un poco de molestias en una pierna, que si no hubiésemos llegado hombro con hombro, está hecho un toro.

Llegamos en 2:19:41, habiendo realizado 26,8 kilómetros, por lo que fui una tirada realmente buena, ya que aunque mirando el promedio de 5:13 minutos por kilómetro de media no parezca nada del otro mundo, hay que tener en cuenta que fuimos de menos a más, como debe ser en la larga distancia, empezando casi a 6 minutos por kilómetro y acabando por debajo de 4.

Comparando el ritmo en parciales de 5 kilómetros, pasamos los primeros 5 kilómetros en 29:18, el kilómetro 10 en 57:18, el kilómetro 15 en 1:23:43 (aquí se ve ya un cambio de ritmo enorme comparado con el ritmo mantenido durante los primeros 5 kilómetros), el kilómetro 20 en 1:49:28 y el kilómetro 25 en 2:14:36.

Cuando llegamos yo me paré y anduve unos pocos metros, Manolo decidió clavar los 27 kilómetros y correr un poco más, y Julio llegó prácticamente nada más volver Manolo.

Mientras nos rehidratábamos con zumo de naranja y bebida isotónica nos encontramos con José Antonio, que había estado entrenando también esta mañana (el día, como ya dije anteriormente, era inmejorable para practicar atletismo).

Me di cuenta de que el panorama estaba prácticamente igual que esa misma mañana, pero el cambio de luz lo cambiaba enormemente, por lo que decidí repetir la misma foto para compararlo más tarde con tiempo, y nos bajamos a la playa para darnos un bañito refrescante que aliviase la tirantez de las piernas tras la “paliza” que les habíamos dado.


El agua estaba bastante fría, pero aun así había familias de extranjeros tomando el sol e incluso bañándose, este tiempo en Noviembre es increíble.

El camino hacia la orilla descalzo me resultó casi orgásmico para los pies, al igual que el masaje de las olitas en las piernas, por mucho que disfrutes corriendo no se puede negar que el baño de después es lo mejor del entrenamiento.

Nos despedimos hasta la siguiente carrera, o entrenamiento, si podemos repetir la experiencia pronto, y tras darme una ducha templada me dispuse a devorar pizza que había sobrado de la noche anterior antes de empezar con el desayuno en sí, ya que tenía un boquete en el estómago del tamaño de una boca de metro.

A modo de resumen general ha sido un entrenamiento increíble, con el que sumo 102,8 kilómetros recorridos en los que llevamos de semana (no he notado fatiga ni cansancio en toda la sesión, me he sentido muy fresco pese a haber entrenado cuestas ayer tarde), las sensaciones han sido buenísimas y la compañía inmejorable, así dan ganas de madrugar todos los festivos.


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