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XX Cross San Pedro de Alcántara





Al fin llegó el primer cross del año, segundo en mi vida deportiva (tras el XXIV Cross de Torremolimos 2011), el XX Cross de San Pedro de Alcántara.

Envuelto en la frenética vorágine que supone la etapa de exámenes de fin de semestre, cualquier excusa es buena para abandonar la rutina de estudio y despejarme, y una carrera campo a través era el plan perfecto para pasar la mañana del domingo, por lo que llevaba varios días contando las horas que faltaban para vestirme de corto.

Aunque los compañeros del Club Atletismo Fuengirola no asistieron en esta ocasión (y se les echó de menos), hablé con varios amigos a los que ya he enganchado alguna que otra vez, como Kevin o Gonzalo, que accedieron a participar conmigo en el que sería su debut en carreras de cross.

Kevin fue debutante en la Carrera Popular de la Feria de Mijas del pasado año, con la segunda posición en la categoría promesa y reincidente en la Carrera Popular de la Feria de Torremolinos pocas semanas después, ocupando la decimoquinta posición en la misma categoría.

Gonzalo, por su parte, fue debutante en competición en la edición del año 2008 de la Carrera Popular de la Feria de Mijas, donde obtuvo la segunda posición en categoría juvenil, y reincidente tanto en la carrera Popular de la Feria de Torremolinos 2013, donde ocupó la decimocuarta posición en la categoría promesa como en la XIX Carrera Urbana San Pedro de Alcántara, donde obtuvo una meritoria 89ª posición en la categoría sénior. 

Fue también el debut de mi hermana Marina, tanto en cross como en carrera en general, muy meritorio ya que pese a estar inmersa en los exámenes de primero de derecho, saca ánimos para salir a trotar día si y día no.

Así pues, rodeado de una compañía excelente, inicié mi domingo “sabático”, poniendo rumbo a San Pedro de Alcántara.

Había ido recientemente con Gonzalo, Sergio (compañero del Club Atletismo Fuengirola) y dos buenas amigas, María y MJ, para participar en la XIX CUSP, y para más inri, hacía tres días que había vuelto con Míchel, compañero del club, para comprar unas zapatillas de trail y cross en Dálguez Sport, (él tenía que pasar en San Pedro la ITV de su coche), por lo que conocía el camino a la perfección, pero aún así pensé que sería buena idea ir con tiempo para buscar aparcamiento y retirar el dorsal con calma (e imperdibles, tarea ardua en la última edición de la CUSP, ya que llegamos justos de tiempo).


Por cierto, no me pagan por hacer publicidad, ni mucho menos, pero Dálguez Sport me pareció una tienda fenomenal, tienen una buena variedad, muy buenas ofertas (me compré unas Inov Oroc 340 por poco más de 60 euros, zapatillas que estrené esta misma mañana) y un trato al cliente estupendo, el viaje desde Fuengirola valió la pena.


Como iba diciendo, conocía el camino a San Pedro a la perfección… ¡Pero no el camino al Parque de las Medranas!

Dimos muchísimas vueltas alrededor de la ciudad y tras un buen rato dando vueltas por San Pedro y preguntando sin éxito, una mujer se molestó en guiarnos hasta la entrada del mismo (¡Gracias señora!), así que aparcamos y nos dirigimos a retirar nuestros dorsales.

En esta ocasión habíamos llegado con un margen de más de una hora hasta que la carrera de Marina comenzase, así que tras recoger los dorsales nos dedicamos a dar un paseito por el circuito y a ver la carrera de las categorías Juvenil, Junior y Veterano.




Cuado acabó nos echamos una foto de grupo, y nos establecimos en un lateral del circuito, a la espera de que comenzase la carrera de las categorías Cadete masculino y de la gran mayoría de categorías femeninas (Juvenil, Junior, Senior, Promesa y Veteranas).


Crucé para inmortalizar la salida con algunas fotografías mientras Gonzalo la grababa, y tras algunos minutos de espera ésta dio finalmente comienzo.



Tras la salida nos dirigimos a una zona cercana al puentecito donde se cruzaba llegando a la zona de meta, y nos acomodamos en el césped mientras observábamos la carrera. 


Marina corrió muy a gusto, desde mi punto de vista demasiado, seguramente de haber podido asistir mi padre le hubiese dado caña, pero como yo creo que lo importante no es la posición o el tiempo, sino las sensaciones, la animé a seguir tal cual, ya que para mi lo importante es disfrutar de la carrera (aunque cuando me calzo las zapatillas siempre acabe dando lo mejor de mí mismo y exigiéndome todo lo que soy capaz).


Mientras acababa me encontré con Emma Baxter, grandísima corredora que obtuvo la primera posición en la categoría Sénior femenina (sobran las palabras, para quitarse el sombrero).


Hacía un par de años que no la veía y nunca había coincidido con ella en una carrera, me dio mucha alegría verla, desde aquí le deseo mucha suerte en su carrera deportiva, y espero que nos volvamos a encontrar pronto.

Cuando acabó la carrera pensábamos que nos iba a tocar correr en breve (anoche solo miramos la hora a la que empezaba la carrera femenina, no sé por qué intuíamos que la masculina sería a continuación, cuando la de nuestra categoría fue la última, gajes del oficio).

Como ha hecho un día de escándalo, matamos el rato sentados al sol y charlando, ya que como estamos todos de exámenes nos vemos muy de tanto en cuando.

Por cierto, buen estreno el de Marina, que ha obtenido la décima posición en la categoría promesa y la 86 de la general.

Tras la carrera de los infantiles masculinos y los cadetes femeninos nos colocamos bajo el arco de meta, mientras Marina vigilaba nuestras pertenencias (en la media maratón de Marbella del año paso nos abrieron el coche y nos lo robaron todo, y teniendo esa experiencia tan reciente todas precauciones son pocas).

Esperamos la salida mientras me fui encontrando con viejos conocidos como Elio Gil u Osama Rmidi, y tras unos instantes se nos pidió colocarnos bajo el arco de meta para comenzar la prueba.

Recordaba que cuando participé en el Cross de Torremolinos en 2011 la salida era ancha pero pronto se formaba un embudo, así que resolví salir desde la segunda fila, para no quedarme trabado en cuanto se estrechase un poco el camino.


Se dio el pistoletazo de salida y salimos una estampida, avanzando rápidamente hacia la arboleda, y me di cuenta de que quizás había salido demasiado delante, ya que aunque mi idea de no verme obstruído era buena, no contaba con el nivelazo que había, así que tuve que forzar un poco la máquina (hasta la zona del puente) para mantener la posición y no ser yo el obstáculo.

Era la primera vez que corría con las Inov y también sobre hierba, y la sensación me pareció muy extraña, no sé si provocada por la hierba o porque las zapatillas eran nuevas, pero parecía que el suelo absorbía todo el impacto y me daba impulso para seguir hacia adelante.

La sensación me pareció muy curiosa, pero sentía que había mucha distancia entre mis pies y el suelo, me quedo con la sensación de correr descalzo al final de mi último entrenamiento.

Cuando se acabó la hierba esa sensación de “bote” desapareció, pero aún así no era para nada como las sensaciones que recuerdo de otras carreras sobre asfalto o sobre montaña (quizás por la presencia de los tacos y el gran agarre de las zapatillas, que cogían a la perfección el más cerrado de los giros).

Llegando al puentecito del embalse me eché un poco a la derecha, y fui adelantado por un buen número de atletas, pese a que no bajé demasiado el ritmo.

Sí, sin duda había empezado demasiado delante.

Al subir la cuesta tras el puentecito me permití un instante antes de recuperar la zancada para echar un rápido vistazo a ese tramo del circuito, y me encantó sobremanera.

Esa parte era muy diferente a la parte inicial, tenía algo más de desnivel, un par de charcos y tierra, y como discurría en forma de sendero con vegetación a ambos lados parecía que nos encontrásemos en algún lugar totalmente apartado de la civilización.

Entre que esa zona me encantó y que las cuestas ahora eran descendentes, mi paso por ese tramo fue visto y no visto, y tras girar y cruzar un nuevo puentecito, con su correspondiente cuesta, pasé al lado de Marina, situada en el mismo lugar donde nosotros observamos su carrera previamente.




La vuelta de reconocimiento estaba llegando a su fin, llegué hasta el final del “pasillo” de hierba, giré 180 grados y pasé por la zona de salida por primera vez desde el inicio de la carrera.


“5 más y estoy en la meta”, pensé, la primera vuelta había sido especialmente dura ya que tuve que mantener conscientemente un ritmo más alto del que hubiese querido para no estorbar a los corredores más rápidos, así que me planteé mantener un ritmo más asequible en la segunda y empezar a tirar más fuerte a partir de la tercera.

Ya conocía el circuito, así que intenté ayudarme de él en esta segunda vuelta para recuperar, manteniendo un ritmo constante en los tramos de subida y dejándome llevar en las bajadas.

En esta segunda vuelta me adelantaron tan sólo tres corredores, con camisetas azul, verde y roja respectivamente, y al completar la segunda vuelta me propuse alcanzarlos antes de que acabase la carrera.

Al pasar por la zona de salida por segunda vez acrecenté un poco el ritmo, aunque ellos todavía iban un poco más rápido, pero tras subir la cuesta de cemento tras el embalse conseguí estabilizar la distancia con ellos.

En ese tramo un cuarto atleta me adelantó, también con camiseta azul, y pasó a mis perseguidores llegando a la zona del segundo puente.

Pasé por tercera vez delante de Marina, que esta vez estuvo más atenta que en la segunda vuelta y me sacó algunas fotos.




Comencé a doblar a algunos corredores, y adelanté a uno de los que me habían adelantado previamente. “Quedan tres”, pensé, acercándome a la zona de meta por tercera vez, bastante motivado.

De repente noté como alguien se acercaba a toda velocidad, y parte de mi motivación se esfumó cuando pasaron dos corredores (la cabeza de la carrera, no pude ni identificarlos) a gran velocidad a mi lado.

De acuerdo, no estaba yendo todo lo rápido que suelo ir, y tampoco estoy acostumbrado a correr cross (era mi segundo cross, como ya dije antes), pero el ritmo de 4:30 minutos por kilómetro no me lo quitaba nadie… y ya en tres vueltas (4500 metros, la mitad de la carrera) la cabeza de la carrera me estaba doblando… aunque bueno, yo había empezado a doblar a algunos corredores también, seguro que ellos me veían a mi a otro nivel, como veo yo a estos cracks del deporte.

Pasando por tercera vez por la zona de meta me di cuenta de que estaba empezando a acercarme a los atletas que me habían adelantado durante la segunda vuelta, y apreté un poco el paso.

Durante esta vuelta me di cuenta de que hacía muchísimo calor, y eché mucho de menos tener un puesto de avituallamiento para poder dar un buche de agua y echarme un poco en la nuca.

Notaba mis pies muy calientes también, y por unos momento temí que el estreno de las zapatillas acabase con ampollas, pero como estaba muy concentrado dando caza a los atletas que tenía delante el asunto se me fue de la cabeza rápidamente.

En esta vuelta soy doblado por algunos atletas más, casi los mismos a los que voy doblando yo, y llegando a la zona de meta por cuarta vez diviso en la distancia a Gonzalo y Kevin.

Al pasar por su lado los oigo hablar, y les digo “menos cháchara y más ritmo”, ya que si tenían fuerzas para hablar seguramente tendrían también para correr más.

Contraatacaron con un “venga Juan, que ya te han pasado algunos, más rápido”, que me hizo sonreir y me dio un extra de motivación para recorrer los últimos metros de la cuarta vuelta.

Al pasar por cuarta vez por la zona de salida y comenzar la quinta y última vuelta (la sexta acababa con la entrada a meta) me adelanta un atleta veterano del Cuevas de Nerja que me da ánimos, así que me pego a él.

En el tramo de césped anterior a la arboleda paso a todos los atletas que me habían adelantado durante la segunda y tercera vuelta, menos a uno, del club “La Vereita”, y subo el primer puente a buen ritmo, aunque llegando al final del mismo el atleta veterano se me empieza a escapar.

En la zona de bajada alcanzo y dejo atrás al atleta de "La Vereita", y en la subida del segundo puente alcanzo al veterano que me marcó el ritmo al comienzo de la última vuelta, y lo dejo atrás justo al pasar por delante de Marina.



Sé que estoy a punto de acabar la carrera, así que enfilo el pasillo de hierba a un ritmo bastante superior al de vueltas anteriores, y adelanto a varios atletas, pero no distingo entre si son de los que me pasaron durante la primera vuelta o si estoy doblándolos.

A lo lejos distingo a un atleta que está a punto de entrar por meta, al que no recuerdo haber visto en ninguna vuelta, y decido atacarle desde lejos.






Comienzo un sprint a buen ritmo, y llego a sacarle varios metros de ventaja, pero reacciona cuando creo que ya lo he dejado atrás y al final cruzamos el arco de meta al mismo tiempo.




Eso me pasó por confiarme, si en vez de correr como Sénior hubiese corrido como Promesa me hubiesen faltado metros para seguir el sprint, pero como no me jugaba nada me relajé cuando vi que tenía varios metros de por medio.

Aun así no me gusta ser tan indulgente conmigo mismo, espero recordar para las próximas carreras mantener el sprint hasta el mismísimo final.

Como llego muy, muy sediento, me dirijo a la zona de avituallamiento de meta de inmediato, pero me dicen que no queda nada y se me cae el alma a los pies.

Entiendo que hayamos sido cerca de 900 inscritos y que sea difícil controlar los avituallamientos (siempre hay uno que se lleva tres o cuatro botellas a lo tonto o que coge para familiares o amigos que ni si quiera han corrido), pero la verdad es que me parece un fallito organizativo que espero que se subsane en las próximas ediciones.

Personalmente tampoco me puedo quejar mucho, ya que nos dieron una botella de Limón&Nada que compartimos un atleta del Primeguis, el atleta con el que había llegado a meta y yo, y aunque normalmente no me gusta mucho el sabor de esa bebida, hoy me supo a gloria.

Paré el crono cuando vino mi hermana a saludarme, una vez que hube bebido un poco, en cerca de 43 minutos, así que supuse que habría llegado en torno a los 42.

Para ser una carrera de “sólo” 9 kilómetros fue bastante más dura de lo que pensaba, recuerdo que cuando corrí el Cross de Torremolinos acabé machacado, pero pensaba que se debió a que, en ese momento, estaba en un estado de forma bastante más bajo.

Sin embargo, me encuentro en posición de afirmar que esos 9 kilómetros de cross que corrí esta mañana tenían la dureza de, al menos, 15 sobre asfalto.

Me dirigí a nuestro punto de encuentro y me cambié la ropa mojada por ropa seca, ya que llevo varios días con un resfriado bastante fuerte y no quería coger un enfriamiento (pese a la buenísima temperatura de la que disfrutamos).

También me di el gustazo de quitarme las zapatillas y los calcetines, quizá demasiado gruesos, ya que aunque no tenía ninguna ampolla en ese momento, notaba la planta de los pies doloridas, probablemente debido a alguna arruga en los mismos o a la costura.

Mientras charlaba con Marina sobre la carrera Kevin y Gonzalo estaban efectuando las últimas vueltas al circuito, y cuando llegaron a la última me fui con ellos para animarles, acompañándoles por fuera del circuito hasta la entrada a meta.




La carrera era la más larga que habían corrido nunca, y además era el primer cross en el que participaban, así que ya terminarlo era muy meritorio, pero más aún con el tiempo que emplearon.

Nos echamos una foto los tres juntos, y mientras se cambiaba fuimos a mirar las clasificaciones.


Mi posición fue la de 32º Sénior y 59º de la general, la de Gonzalo 9º Promesa y 119º de la general y la de Kevin 10º Promesa y 120º de la general.

Mi tiempo oficial fue de 41:36, a un ritmo medio de 4:37 minutos por kilómetro (algo más lento de lo que percibía al correr, probablemente debido a los tramos con desnivel).

La experiencia ha sido fenomenal y el circuito me ha encantado, el cross ha sido una experiencia muy diferente a lo que estoy acostumbrado (que pienso repetir cuando me sea posible, aunque prefiero las medias maratones sobre asfalto o el trail running), y la compañía, inmejorable.

Ha sido, indudablemente, una experiencia infinitamente mejor que las mañanas de estudio a las que me estoy habituando, aunque esta noche ya no hay quien se libre del estudio.

Espero, eso sí, sobrevivir a él, y que el domingo que viene afronte la media maratón de Torremolinos con fuerzas. ¡Allí nos veremos!

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