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XXV Media Maratón Internacional de Torremolinos



Envuelto de pleno en el apogeo de los exámenes finales y atenazado por un resfriado que, tras cerca de 10 días acechándome se niega a desaparecer, desperté esta mañana, con pocas horas de sueño debido a la tos.

En pocas horas me enfrentaría a mi vigésimoquinta media maratón, la tercera que correría en Torremolinos, y pese a llevar menos de 50 kilómetros de entrenamiento esta semana, me dirigí hacia el punto de encuentro del Club Atletismo Fuengirola (Mercacentro) con el objetivo de bajar, al menos en 5 minutos, mi mejor marca en la prueba.


Había desayunado algo más que de costumbre (añadí una tostada a mis fieles plátanos y mi zumo de naranja), ya que en las últimas pasé algo de hambre en los últimos kilómetros de la carrera, pero no sentía el estómago pesado, así que seguramente repetiré desayuno la semana que viene antes de enfrentarme al Calamorro.

Mientras llegaba a Mercacentro me puse a pensar, y me di cuenta de que esta iba a ser mi tercera media maratón del año (Tras  la primera edición de la media de Alhaurín de la Torre y el desafío del II Trail La Capitana, del Rincón de la Victoria), por lo que estoy a una media de igualar el registro alcanzado en el 2010, 4 medias (posiblemente con la de Álora, el mes que viene), y con toda seguridad este año batiré mi récord anual de medias maratones (5, alcanzado en 2009, 2011 y 2012).

Si uno lo piensa con detenimiento es una paliza, pero la verdad es que hasta esta mañana ni si quiera me había dado cuenta de que llevo 4 domingos seguidos compitiendo, algo que nunca había hecho, ya que disfruto tantísimo de este deporte que si de mi dependiese saldría a correr a diario sin faltar ningún día.

Bueno, dejo de divagar y vuelvo al relato, que me he dispersado... Tras esperar en Mercacentro algunos minutos llegó Míchel, y giré con él y nos encontramos con dos amigos suyos, Felipe y José, y casi el mismo tiempo llegaron Rocío y Manolo, Javi, Carlos, José Luis... ¡Una marea azul se dirigía hacia Torremolinos!

Pese a que suelo ir al menos una vez semana hasta allí corriendo, no competía en Torremolinos desde Septiembre, cuando participé en la Carrera de la Feria de San Miguel.

Tenía pensado correr el Cross el año pasado, pero como acabé muy machacado de mi debut en Trail, el día previo al mismo, y mi debut en maratón estaba cada vez más cerca, decidí dedicar ese día a recuperar.

Llegamos juntos Manolo, Rocío y yo en el coche de Manolo, y nos pusimos a buscar aparcamiento.

Encontramos uno cerca de la rotonda de la calle de la cruz, donde suelo dar la vuelta en mis tiradas largas de entrenamiento (entre esa rotonda y la última farola de la Plaza Costa del Sol, al lado del paso de cebra, dependiendo del ritmo que lleve), pero como estaba algo alejado de la salida, probamos suerte callejeando un poco.

Tuvimos suerte y no tardamos en encontrar un aparcamiento más cercano, y tras dejar mis cosas en el coche (Manolo y Rocío llevaban aun la chaqueta porque hacía algo de frío y pensaban volver después, pero yo estaba ya en "modo carrera" y necesitaba aclimatarme cuanto antes) nos dirigimos a la Plaza Costa del Sol, lugar de salida y meta de esta edición de la media maratón.

Había corrido previamente en el año 2010 (tardé 1:34:45 y fui subcampeón Junior) y en el año 2011 (empleando 1:37:05 y siendo el 270º clasificado senior).

En el año 2012 no se celebró, y el año pasado me encontraba estudiando en el extranjero, pero soy un incondicional de la prueba.

Este año, como comenté antes, estaba decidido a batir mi marca en la prueba, pese a que el circuito era nuevo, tenía un desnivel bastante importante y mi resfriado me tenía un poco mermado, pero habiendo sobrepasado por poco la hora 30 en la media de Alhaurín y su implacable desnivel, pensé que era un objetivo muy realista.

Os dejo aquí el perfil de la prueba para que no tengáis problema en seguir mi relato:


Normalmente no soy muy aficionado a calentar antes de una carrera, pero hoy, por supervivencia, me pegué unas cuantas carreritas tras pasar por el baño.

No hacía demasiado frío, pero estábamos a la sombra y cuando el viento soplaba la sensación era desagradable.

Mientras entraba en calor fui saludando a todos los miembros del club que fueron llegando, como José, Julio, Marco o Raúl, entre otros muchos (creo que ha sido la mayor representación de los últimos tiempos, ya que hubo más corredores a los que luego vi tras la carrera), pese a la "quedada antiTorremolinos" promovida por Luis Alberto (esto lo digo con todo el buen rollo del mundo, si hubiese sido ayer yo hubiese sido el primero allí, es bueno que haya diversidad, que se vea que somos un club grande), que también triunfó.

A 15 minutos del comienzo de la prueba decidí dirigirme a la zona de salida de los corredores populares.

En esta prueba hay salida separada (por pocos metros) de corredores federados y populares, y yo, que cuando empecé a correr estaba totalmente en contra de eso, ya que así ellos tenían "ventaja" (pensaba) ahora estoy muy de acuerdo con esta idea (siempre y cuando sea de pocos metros), ya que es raro que un corredor popular adelante a un corredor federado (normalmente se federa la gente con un nivel bastante destacable), y en algunas carreras, como es el caso, la salida es un poco estrecha, y se puede formar algún tapón en el inicio si corredores "lentos" se colocan delante en la salida.

Me puse en segunda línea de la salida popular, y me fijé en que había una liebre de 1:15:00.

Si ya es difícil coger a la de 1:20:00 (yo no he sido capaz de mantenerle el ritmo en media maratón a ninguna por más de 2-3 kilómetros), una de 1:15:00, que nunca había visto hasta hoy, debe de ser para auténticos cracks del atletismo.

A 5 minutos del pistoletazo de salida se retiró la valla que separaba la salida federada de la popular,  avanzamos hasta el arco de meta, momento en el que vi a Chemari y Paco, grandes corredores en los que coincido en el 80% de las carreras en las que participo, y con los que tuve la suerte de correr varios kilómetros en un grupo de la Maratón de Málaga.



Les pregunté que a qué ritmo pensaban ir y me dijeron que no sabían a ciencia cierta, que a 1:20 y pico, por lo que pensé en hacer con ellos los 10 primeros kilómetros y luego ya ver si les podía mantener el ritmo o aflojaba.

Comenzó la carrera, y me coloqué tras ellos mientras nos abríamos paso por la maraña de corredores que inundábamos la Avenida Palma de Mallorca.



Se me hizo muy raro correr codo con codo con tantas personas por esa avenida que tan machacada tengo en mis solitarias tiradas preparatorias para la maratón, (primero fue Málaga, y el mes que viene será Sevilla), sería mucho más ameno y llevadero entrenar en esas circunstancias.

Pasé al lado de Rocío, a la que animé (aunque no creo que necesitase ánimos, es una atleta como la copa de un pino), y me puse a imaginar como sería organizar un entrenamiento tan multitudinario.

Pasé unos metros envuelto en esos extraños pensamientos (sobre todo para aquel que no sea corredor), pero el giro de 90 grados en la calle Casablanca me sacó de mi nube, y me di cuenta de que Chemari y Paco se me estaban yendo, y apreté un poco el ritmo, mientras una sinfonía orquestada por los GPS de los corredores marcaba el paso por el primer kilómetro.

Comenzaron  bastante fuerte, pero como sé por experiencia que corren a ritmos constantes forcé un poco para mantenerme dentro de su estela, aunque me costaba mantener el ritmo, más por la respiración (dificultada por los mocos en nariz y garganta) que por físico, aunque pasamos bajo el arco de meta (kilómetro 2) en 6:38, un ritmo muy duro en media maratón.



No sé como fui capaz de quedar por delante de Paco en la pasada media del Rincón de la victoria, pero empiezo a pensar que, además de que tuve un buen día (logré mi marca personal aquel día, 1:23:59), él no tuvo uno especialmente bueno.

Chemari debió darse cuenta de que me estaba costando mantener el ritmo, porque me aconsejó relajar un poco el paso para afrontar con garantías la media (una media es una carrera de fondo, de nada sirve hacer una salida espectacular si en la segunda parte pierdes fuelle).

Yo ya me había dado cuenta, pero por pundonor me resistía a dejarles de ir "tan pronto", pero cuando el me lo dijo me di cuenta de que seguir a ese ritmo era absurdo, y bajé un poco el acelerador, llegando al puente que guía a la salida a la autovía.

El siguiente tramo del circuito lo conocía ya de la carrera popular de la feria del año pasado, así que, midiendo más mis fuerzas, intenté al menos no perderlos de vista, aunque llegando al molino de batán (en el giro que asciende y lleva a la carretera que va dejando a mano izquierda el Aqualand y a mano derecha el pinar donde se celebra el cross de Torremolinos conforme avanza).

En la zona del palacio de deportes se ubicaba el primer avituallamiento, que me pilló por sorpresa (no me lo esperaba tan "rápido", y en ese tramo me pasaron la primera fémina (Bea, a la que conozco de vista de varias pruebas, la más cercana, el Cross de San Pedro de la semana pasada) y la segunda, una muchacha a la que no conozco.

Aun no había "normalizado" mi ritmo, pero como la segunda corredora llevaba a un corredor marcándole el paso, me puse a su altura y corrí con ellos.

Pasado el Aqualand de repente un cartel me trajo de vuelta a la realidad: el del kilómetro 6.

Había visto ya algunos carteles marcando el kilometraje antes y habíamos pasado un avituallamiento, así que llevábamos ya un buen trecho de carrera, pero hasta ese momento había estado tan concentrado llevando un ritmo ligeramente incómodo (pero tolerable, algo por debajo de 4:10, que teniendo las cuestas presentes está bastante bien) que no me había dado cuenta de que llevaba recorrido casi un tercio de la carrera.

Al leer esto uno puede pensar "entonces genial, que siga así y llega a meta en un salto", pero la experiencia me ha enseñado por las malas lo eterno que puede ser un único kilómetro en muchas ocasiones (en la media de Antequera del año pasado tuve problemas estomacales y la segunda mitad de la carrera fue un martirio, y en la edición de 2011 de la media de Marbella más de lo mismo, debido a correr con gripe, por poner dos ejemplos), así que bajé bastante el ritmo y dejé que ese grupito se fuese.

Aunque al principio le costó despegarse, ya que tras subir el repecho del puente que sube y deja a mano izquierda el Parque de la Batería tuvimos un tramo de bajada, donde, según el GPS (corrí con él activo pero en silencio, para poder analizar la carrera a posteriori) alzancé el mejor parcial por kilómetro, 3:44 minutos en un tramo de un kilómetro en esa zona.

Creo que fue hasta la calle de la Cordera, ya que ahí había un fotógrafo entre las calles y pausé durante un par de metros el ritmo para que me echase una foto, y luego me costó recuperar el ritmo.

Eso me pasa por postureo, normalmente paso flechado y hasta ahora tampoco he salido excesivamente horrible, lo que importa es hacer una buena carrera, no tener fotos bonitas de recuerdo.

La parte positiva que saco de esa zona es que mis entrenamientos de subida semanal al repetidor, que comenzaron como una aventura puntual que se fue consolidando están dando sus frutos, así que, de momento, pienso mantenerlos.

La siguiente zona que atravesamos la conocía ya sobradamente de otras ediciones de esta misma prueba, y recordaba que en la última edición en la que participé, en 2011, el tramo de paseo marítimo se me hizo eterno, así que tras beber, por segunda, vez en el avituallamiento del kilómetro 9,5, afronté el pasillito de bajada al paseo marítimo aguantando en la bajada, sin dejarme ir.

Los dos primeros avituallamientos fueron con botellines, que son geniales para beber, pero es una pena que se desperdicie tanto plástico y agua, ya que no conozco a nadie que se beba el botellín entero, y hay corredores que tras un solo sorbo lo tiran.

Desde aquí animo a las embotelladoras españolas (mejor si son españolas, que si la idea es buena genere dinero nacional) a crear botellas de 0,25-0,30 centilitros, especiales para eventos deportivos (así se aprovechan materiales y recursos y se ahorra dinero, y con la de pruebas que hay no creo que falte demanda).

Tras este paréntesis con la idea emprendedora del día, retomo el relato:

Hasta llegar a ese puesto de avituallamiento había sido adelantado por muchos más atletas a los que yo había adelantado (es lo que tiene una bajada de ritmo al inicio de una carrera de fondo, psicológicamente es una traba, mientras que si es al revés, te vienes arriba), pero una vez que me puse en el paseo, la carrera se estabilizó en mi zona.

Tan solo un par de corredores me adelantaron en el tramo desde la bajada de calle Nicaragua hasta llegar a la Roca de El Bajondillo (me han hablado mucho de la Subida a El Bajondillo, este año espero poder participar en ella), y yo adelanté a otro par, así que se compensó la cosa.

De hecho me encantó recorrer ese tramo, supongo que como antes estaba acostumbrado a correr solo por el paseo marítimo de Fuengirola y ahora es raro que lo pise, se me hizo muy repetitivo.

No fue el caso esta vez, y además recordé algunas salidas con amigos de la universidad por ese área en verano, y se me pasó volando el tramo.

En la zona de la Roca de El Bajondillo me quedé prendado con la estampa, la playa estaba preciosa, soy defensor acérrimo de Fuengirola y de las playas de los Boliches, pero he de reconocer que Torremolinos tiene unas playas preciosas.

En el giro sobre la roca escuché varios GPS marcar un kilómetro, y de repente me vi engullido por un grupo de corredores silenciosos que pasaron a muy buen ritmo.

Ni los había visto venir, pero yo iba cómodo a mi paso, así que dejé que se alejasen tan silenciosamente como habían venido.

De repente vi a un grupo de gente dando vasitos, y no sabía que era, pero cogí uno (como eran anchitos no derramé demasiado) y me lo eché a la boca.

Tardé un segundo en procesar que era agua, ya que, habiendo recibido botellines en los avituallamientos previos, esperaba encontrar algún tipo de disolución en plan Isostar o algo así, pero no.

Este avituallamiento, al igual que el primero, me pilló desprevenido, aunque ahora viendo el plano de la carrera entiendo por qué: Estaba a tan solo 3 kilómetros del avituallamiento anterior, y estoy acostumbrados a encontrármelos cada 5 (y cuando entreno bebo cada 30 minutos, es decir, 5 o más kilómetros).

Pero no por ello me quejo, ya que el segundo vasito que cogí acabó entre mi cara y mi boca y me refrescó bastante.

Ya más hidratado y en compañía de otro grupito que me estaba alcanzando lentamente, nos adentramos en la zona del paseo marítimo de los Álamos, que en esta edición ha sido mi parte favorita del trazado.


A simple vista puede parecer que no hay nada digno de mención, pero si os fijáis veréis, tras la palmera, lo que hizo ese tramo tan especial: El público.

Ya desde el principio había varios espectadores aplaudiendo, algunos en parejas o pequeños grupitos, aunque casi siempre de forma individual, pero al llegar a ese tramo los grupos fueron cada vez más numerosos, hasta llegar a un momento en el que formaron un estrecho pasillo a ambos lados de la carretera, lo suficientemente ancho como para que hasta 4 atletas en fila pasásemos, pero que nos hacía llegar todo su aliento y apoyo.

Los gritos de ánimo y los aplausos me animaron a apretar un poco el ritmo, pero una vez que dejé atrás el "pasillo del ánimo" me vine un poco abajo.



Más adelante me pasaron dos triatletas con la misma equipación, diría que de Mijas, pero no estoy seguro (si leéis esto pronunciaros), y uno de ellos me dijo bromeando "¿que pasa, que corres en todas las medias?" 

Le dije "no, pero casi" y la verdad es que de tener presupuesto para ello, correría muchísimas más carreras, pero como no siempre me lo puedo permitir hay veces que tengo que seleccionar, o elegir aquellas que me suponen un menor coste (entre inscripción, alojamiento y a veces desplazamiento).

Llegamos al avituallamiento del kilómetro 15, que pese a estar a 2,5 kilómetros del anterior y al efecto del "pasillo del ánimo", se me hizo largo (quizás debido a forzar en el susodicho pasillo), y tras beber y refrescarme, giré hacia el último tramo, que me esperaba tras el ascenso de la Avenida de la Riviera.

Había hecho bastante viento, pero al girar hacia la Avenida parecía que soplaba más fuerte que nunca, y como acababa de beber y echarme un poco de agua por encima, se me quedaron la cara y las manos heladas.

Llegué a la Avenida Salvador Dalí recuperando, y encontré el elemento que empezaba a echar de menos en la carrera (aunque cuando se abusa de él uno acaba hasta el goro): un tramo en el que nos cruzásemos con los atletas que iban por delante nuestra.

No vi a ningún conocido al otro lado, y cuando giramos en la Calle Ava Gardner, con más fuerzas tras recuperar en la subida previa, apreté un poco el paso, temeroso de ver aparecer el globo de 1:30:00.

Tras haber superado por pocos minutos esa marca en Alhaurín, que es la media maratón sobre asfalto más dura que recuerdo (la de Álora la tengo más lejos en el recuerdo, pero este año la correré y podré comparar más justamente), si ahora que quedaban tan pocos kilómetros para llegar a meta me pillaba la liebre ello significaría que el entrenamiento para la maratón de Sevilla me estaba fallando, y en menos de un mes no queda tiempo para un reajuste.

Con un nudo en el estómago llegué al final de la calle, y respiré aliviado en la subida al camino del carnicero cuando, tras echar un vistazo atrás, me cercioré de que estaba bien lejos.

No bajé el ritmo porque la motivación reemplazó al miedo, ya que, con total seguridad, estaba a punto de rebasar, con creces, mi mejor tiempo en la carrera, y si el globo de 1:30:00 estaba tan lejos, era posible que me acercase al 1:26:36 logrado en la media maratón de Marbella del año pasado, casi totalmente llana, tras mi regreso al atletismo.

Empecé a pasar a más atletas de los que me pasaban a mi por primera vez en la carrera, y me vine arriba (bueno, realmente arriba y abajo, ya que aunque en ese tramo predominaban las subidas, también había algunas bajadas).

Crucé raudo y veloz la Avenida Salvador Dalí y de repente nos encontrábamos en un pedacito de naturaleza en medio de la ciudad... ¡Y caí en la cuenta de que yo había estado allí antes!


Esta foto es de la tirada con la que culminé la primera semana en la que sobrepasé los 110 kilómetros entrenando, y llegué hasta allí el domingo 13 de Octubre.

No se me olvidará porque a la vuelta, por primera vez desde que volví de los Países Bajos, me planteé volver a casa caminando, ya que tenía molestias en el pie izquierdo, pero al final resultó que solo era una sobrecarga, y tras dos días sin entrenar desapareció.

Como había llegado hasta ahí por el camino opuesto al que estaba corriendo en ese momento, era sabedor de las tremendas cuestas que me esperaban hasta llegar a meta, por lo que, sin bajar el ritmo (iba en leve bajada) pero manteniendo las fuerzas, empecé a avanzar a paso firme.

Ataqué la primera cuesta con decisión, saboreando ya la meta, pero al atacar la segunda tuve que echarlo todo y más, y aun así no pude mantener el ritmo.

De repente vi a Sergio a lo lejos, que se metió a acompañarme en ese último repecho, y con sus ánimos conseguí estabilizar el ritmo y acabar echando hasta el último aliento.

Cuando vi a lo lejos que el crono de la prueba pasaba 1:27:00 pensé que no estaba nada mal, ya que en comparación con las medias Marbella, Motril o Antequera este nuevo circuito hace la media mucho más dura, y teniendo el resfriado en cuenta, creo que voy a llegar en bastante buena forma a Sevilla.

Esta noche soñé que entraba a meta en 3:11:00, es decir, más de 8 minutos más rápido que en la de Málaga, el 23 de este mes se comprobará si era un sueño o una premonición.

Hice un amago de sprint, pero la última cuesta me había dejado sin aliento, así que a medio sprint dejé de acelerar y pasé por meta en 1:27:45, aprovechando el impulso del inicio del sprint.





Pasé por las mesitas donde la organización entregaba los tickets con los datos provisionales del corredor, y este fue el mío:


A la espera de la confirmación oficial supero en casi 10 minutos mi tiempo en la última edición de la prueba en la que participé, y en exactamente 7 minutos mi mejor tiempo, que coseché en mi debut en la carrera (gracias a que mi padre me hizo de liebre y fui tirando de mi de principio a fin).

Comparado con la llegada a meta en Alhaurín o en La Capitana, tenía las piernas fenomenal, aunque nada mas pararme la tos empezó a cebarse conmigo (aunque eso no era nada comparado con lo que he pasado estos días).

Cogí mi bolsa del corredor (me han encantado las gafas) y cuando estaba cogiendo un poco de isotónica Chemari y Paco se acercaron y me felicitaron por el tiempo.

Ellos entraron en cerca de 1:22:00, desde luego su nivel es estratosféricamente mejor que el mío.

Quedamos en vernos en la media de Álora, aunque creo que tras la salida los perderé de vista (como pasó esta vez con la liebre de 1:15:00, a la que perdí de vista tras el pistoletazo de salida), ya que iré a recuperar sensaciones de carrera tras la maratón.

También me encontré con Rafa, mi antiguo profesor de Didáctica de la Educación Física I en la UMA, que que sacó minuto y poco de ventaja en Alhaurín.

Hoy le he ganado yo a el por una diferencia similar, aunque teniendo en cuenta que el salió desde atrás y yo tras los federados, es posible que en igualdad de condiciones (seguramente se formase tapón en la salida) hubiésemos llegado hombro con hombro.

En la siguiente estará disputado, le preguntaré si va Álora, y si no, seguramente nos veamos en la de Málaga.

Me cambié la camiseta sudada por la que entregaba la organización de la prueba, y mientras esperaba a mis compañeros me encontré con Emma Baxter, que ha hecho 1:35:00 más o menos hoy, un tiempazo teniendo en cuenta que normalmente corre cross.

Para mí tiene mucho más mérito hacer los tiempos que hace ella en cross que hacer los que yo hago en media maratón, igual ella piensa a la inversa, pero le animo a que siga probando en medias, ya que la constancia es el único "secreto" de las largas distancias.

Charlamos brevemente, ya que estaba buscando a Rocío, me había parecido verla pero la había perdido de vista, pero espero que la próxima vez podamos charlar un ratito más.

La encontré de nuevo, y vi a otros compañeros del club, como Manolo o José Antonio, y fuimos al coche a cambiarnos.

Nos paramos en la curva de llegada a meta para animar a los atletas que estaban acabando la prueba, como Javi, compañero del club que llegó apretando al final

Tras cambiarnos, volvimos para ver al resto de nuestros compañeros, intercambiamos impresiones sobre la carrera y nos echamos una foto de grupo.


Aparecemos, de izquierda a derecha, yo (el burro delante), José, Felipe, Michel y Manolo, y al frente, Rocío


Manolo tenía que volverse antes porque tenía un compromiso, y dado que tengo un examen mañana, decidí volverme con él, aunque de no haber tenido el examen me hubiese encantado quedarme a jalear a Rocío, que ha sido tercera y se ha llevado una copa y... ¡50 eurazos! a casa ¡Enhorabuena!


Ha sido una pena haber corrido con el resfriado, ya que creo que al menos esos 45 segundillos que he pasado de la hora 27 los habría recortado, pero en cuanto a sensaciones he acabado fenomenal.

Me lo he pasado en grande, me ha ayudado a despejarme, he visto a un montón de amigos y conocidos que hacía muchísimo que no veía y he conocido esta nueva versión del circuito, que me ha encantado, es mi favorita de las 3 que he experimentado hasta ahora.

Mañana si tengo tiempo saldré a trotar un poco tras el examen, y esta semana ya, última tirada larga, último examen y vista al segundo semestre en lo académico y a la maratón en lo atlético.

El domingo que viene haré escala en Calamorro, pero con el objetivo de disfrutar, nada de locuras con mi objetivo tan cerca, así que, quien sabe, igual nos vemos allí.

¡Un saludo a todos!

Comentarios

  1. Me alegro muho de tu mejora se ve que ya vas siendo capaz de mantener un ritmo constante nada de altibajos ya veras que rodando kilómetros a una velocidad constante te adaptas al ritmo.Yo al final no e participado estoy preparando mi debut este año en el trail de calamorro ya que este año estoy centrado en ese terreno, me e quedado con las ganas,pero la de Alora la hago,asi que nos veremos en las dos,nos vemos crack.

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    1. ¡Muchas gracias Cristóbal! Me cuesta aun no dejarme de ir en los primeros kilómetros, salgo aún con revoluciones de más, pero a base de errores es como uno aprende y ya estoy acabando con mejores sensaciones cada vez.

      Bueno, seguro que en Calamorro te veo en la salida pero poco más, estoy seguro de que vas a volar! Yo haré esa tranquilito, para disfrutar, que 2 semanas después tengo la maratón de Sevilla, intentaré dosificarme bien y no darme mucha caña.

      ¡Nos vemos el finde que viene máquina!

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  2. Buenas tardes, Juan Andrés. Ya tengo operativo el post sobre el minimalismo y el barefoot en mi blog Calle 1
    pedrodelgadofernandez.blogspot.com
    Después del malentendido de esta mañana te rogaría que volvieses a hacer el comentario en la entrada que le corresponde, más que nada para no confundir más al lector. Ya de paso te respondo allí a tu comentario. Enhorabuena también por tu blog y cuídate ese resfriado.
    Un saludo.
    Pedro Delgado

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    1. ¡Buenas noches Pedro! No he podido conectarme antes porque he estado examinandome, perdona.

      Por supuesto, no sé si recordaré las palabras exactas, pero la idea a la perfección, lo redacto en un momento.

      Claro, lo pensé al mandarlo, pero como no lo encontraba no sabía donde ponerlo, lo suyo es en su apartado correspondiente.

      Muchas gracias por la enhorabuena, lo del resfriado a ver que tal, me tiene negro...

      ¡Un saludo!

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