Ir al contenido principal

I Trail Running Ciudad de Málaga


Hace varios meses se celebró la primera carrera nocturna de los Montes de Málaga, la Vertic Night, prueba en la que debuté por partida doble en montaña y en carrera nocturna.

La experiencia fue increíble, y aunque aun no entendía la diferencia entre carril y trail o cuesta y tobogán (eso lo aprendería algo más tarde, en el Desafío La Capitana) ya había quedado prendado de correr rodeado de naturaleza.

De hecho cada vez que puedo, cual cabrilla, tiro al monte, sea noche o día y haga frío o calor, aunque eso sí, bien equipado, que nunca se sabe que puede pasar...
Esta mañana, varios meses después y con mucha más experiencia, volvía al terreno (de día en esta ocasión) para estrenar otra primera edición de una carrera de montaña (y van 3 en pocos meses, gracias en parte al auge de la modalidad), la I Trail Running Ciudad de Málaga.

Agradezco, antes de nada, a Daniel Ríos que me dejase instalarme en su sofá anoche, ya que organicé una quedada con varios amigos de la que acabamos pasadas las 2 de la mañana, y ya que el vivía relativamente cerca de la salida (más de lo que pensaba) así podría dormir algo más.

No llegó la cosa a las 4 horas, pero tampoco acusé mucho el cansancio y tras desayunar y cambiarme cogí el coche y me dirigí al Parque de la Alegría, de Ciudad Jardín, donde aparqué la última vez que corrí por esas tierras.

Llegué y aparqué, cogí la camelbak y la bolsa para dejar en avituallamientos y eché a andar.

A 10 metros había dos coches aparcados, y me fijé en que uno tenía las 4 ruedas pinchadas y al otro le habían arrancado ambos espejos y roto la luna trasera.

En la media maratón de Marbella del año pasado me robaron por primera vez en mi vida (le abrieron el coche a Manolo, compañero del Club Atletismo Fuengirola y se llevaron todo mientras corríamos, en mi caso, entre dinero, equipaciones y calzado deportivo, cámara de fotos y demás un valor monetario de unos 600 euros, que ningún seguro cubrió). 

Además, no hace ni una semana que, mientras asistía a un curso, algún vándalo arrancó la v invertida de la insignia de mi Citroën y dio un golpe a uno de los espejos, aunque sin daños graves, así que sin dudarlo un instante volví al coche y me dispuse a buscar un sitio más a la vista, no entiendo que gana la gente haciendo daño (lo del robo puedo llegarlo a entender en caso de necesidad extrema, pero lo del vandalismo ni por asomo) pero preferí curarme en salud.



Por suerte tras un par de vueltas pillé un sitio entre dos casas, y tras asegurarme de no tapar ningún vado ni obstaculizar la salida o entrada de vehículos, salí hacia la Hacienda Nadales, donde se retirarían los dorsales.


Soplaba un viento bastante incómodo y algo fresco, pero con una sudadera y un pantalón largo se estaba bien; Ya tendría tiempo de quitármelo para aclimatarme antes de la carrera.

A las 8:15 estaba ya en el recinto, esperando a que los dorsales pudiesen ser retirados, y mientras llegaba el momento, me saludaron tres corredores del Club Primeguis, que me conocían de vista de otras carreras (a mi me sonaban también, pero no sabría decir de qué carreras exactamente).

Charlando con ellos la espera se pasó volando, y en seguida estaba en cola para recoger el dorsal.

No me sabía mi número (no me había llegado ningún correo con él recientemente) y la muchacha que me estaba atendiendo no me encontraba en la lista.

Con un pellizco en el estómago comencé a buscar en mi lista de Gmail del móvil algún mensaje de confirmación de la inscripción, mientras atendían a otro corredor, y, aliviado, encontré uno con mi número de dorsal, el 44, para mi sorpresa, promesa (pensaba que sería ya senior en esta carrera, pero la confundiría con otra).

Estaba en primera página, le habíamos dado antes la vuelta a la lista sin éxito por no mirar atentamente al principio.


No tenía pensado dejarme la piel, ni mucho menos, y la perspectiva de hacer podio era tentadora, pero preferí dejar de lado mi ídem más competitivo, al menos por el momento.

Aliviado, recogí mi dorsal y el chip, mientras veía los imperdibles dorados sobre la mesa y recordaba que no había traído los míos.

Increíble, he llegado a llevar 20 imperdibles encima y siempre tengo en todos lados, en el coche, en los bolsillos de la chaqueta, colgados en las equipaciones, en la mochila... ¡pues hoy por más que buscaba, ni uno!

Le pedí a la muchacha que me había atendido 4 imperdibles, pero me dijo que solo podía darme dos, ya que si no no habría para los demás corredores; Insistí un poco, ya que con dos imperdibles y el viento que hacía el dorsal no iba a aguantar, y acabó cediendo y dejándome un tercero.

Mientras le daba vueltas a como me las iba a apañar para que el dorsal no saliese volando me fui a un rinconcito y empecé a cambiarme.

De entrada pensaba llevar manga de aros y calzonas nada más, pero decidí ponerme la camiseta de aros sobre una camiseta de manga corta y una braga alrededor del cuello.

Me coloqué la camelbak, prácticamente llena de agua y me apañé como pude con los 3 imperdibles.

La cola en los mostradores de inscripción era enorme; me coloqué el chip en la Inov izquierda (que tiene los cordones más largos) y me puse a observar a los corredores que empezaban a amontonarse en los mostradores de retirada del dorsal y chip, para distraerme mientras se acercaba la hora de inicio de la prueba (establecida a las 10:00 de la mañana).

Uno de los corredores abandonó su posición en la fila y se acercó a saludarme, ya que me conocía, por casualidad (como casi todo el mundo, aunque cada vez más corredores me conocen de vista no tantos conocen el blog) y nos pusimos a charlar un rato.

Se llamaba Juan, como yo, por lo que me quedé a la primera con el nombre; tras compartir un rato juntos y desearnos suerte, volvió a la cola, y yo me dispuse a buscar un baño para pasar antes de dirigirme a la zona de salida (inicio del Carril de Picapedreros, a unos 200 metros de la Hacienda Nadales).

Me encontré camino al baño con uno de los muchachos del Primeguis, con el que me puse a hablar al momento.

Recuerdo que de pequeño me sorprendía que mi padre, en las carreras, se pusiese a hablar con todo el mundo y cuando yo le preguntaba si los conocía me decía que no (lo que me parecía raro, ya que hablaba como si conociese a la gente de toda la vida); creo que con el tiempo empiezo a hacer lo mismo.

A la salida del baño le pedí al muchacho que me sacase los guantes de la camelbak (llevo dentro cortavientos y guantes siempre, por lo que pueda pasar, y debería hacerme con una manta térmica) ya que aunque al solecito se estaba bien, el viento seguía soplando, bastante frío, y posiblemente pegase con más fuerza en el monte.

Me hizo el favor de sacármelos (es un rollo tener que desabrochar y desapretar las cinchas para poder abrir la cremallera), me los puse, y me dirigí a la zona de salida.

Antes de abandonar la Hacienda Nadales me encontré con Félix, compañero del club, que pensaba que estaría en Estepona con el resto de compañeros, su presencia fue del todo inesperada.

Justo nada más salir me encontré con otro amigo, Francisco Campos, con el que coincido cada vez que compito en montaña.

Recordaba como en la subida por ese mismo lugar comenzaba a notar la tierra bajo mis pies esa vibrante noche en la que descubrí el mundo del running en montaña y se me erizaron los pelos de la nuca.

Me notaba pesado, lento, a pesar de que la tirada de ayer de algo más de 12 kilómetros para desentumecer las piernas de la subida de 22 de hace dos días me vino muy bien, estaba aun algo cargado, y eso unido al peso de las Inov (estoy entrenando con Skechers minimalistas o Fivefingers) y al de la camelbak serían probablemente las respuestas, pero no me notaba muy cómodo.

Llegué a la zona de salida, donde tomé una fotografía para mandársela a mi grupo de amigos mientras disfrutaba de las vistas y del día, ya menos ventoso y que parecía que iba a ser realmente cálido.


Éramos pocos atletas todavía, pero ya empezaba a ver caras conocidas, como a Silvia Hidalgo (que hoy he recordado que me dio clases en la Diplomatura de Educación Física en la UMA, hace años, mira que coincido con ella y no había caído antes) o a Beatriz Jiménez.

Sabía de antemano que la salida se alargaría viendo las colas que se habían estado formando en la zona de retirada de dorsales, pero la verdad es que se me hizo bastante más larga de lo que fue.

Tenía unas ganas enormes de empezar a correr y dejar de pensar por un rato.

Me saludaron varios atletas que me conocían, bien por el blog, bien por verme en otras carreras, lo que me amenizó un poco la espera.

Finalmente uno de los organizadores nos pidió que nos colocásemos tras la alfombra de salida (que registra el paso de los chips) y comenzamos a prepararnos para comenzar.

Dejé sin preocupaciones unas 6-7 líneas de corredores delante de mí, ya que además de sentirme "lento" mi objetivo iba a ser "serlo", al menos, durante la primera parte de la carrera, ya que la semana que viene intentaré hacer el HOLE a un ritmo medio de unos 5:30 minutos por kilómetro ritmo que quería ir marcando hoy, aunque sabía de entrada que iba a ser muy difícil con el desnivel.

La salida se retrasó hasta cerca de las 10:20, pero finalmente, comenzó... ¡Y esto era lo que nos esperaba!


Los corredores salieron como alma que lleva el diablo, realmente rápido, mientras que yo puse un ritmo tranquilo y comencé a ascender, siendo adelantado por la gran mayoría de corredores.

Sabía que la carrera larga se simultáneaba con una corta, más participativa, pero me dio la impresión de que, o bien había muchos corredores participando en la corta y pocos en la larga, o bien todo el mundo había salido muy fuerte, o bien yo había salido muy despacio.

Empecé a recodar un artículo que leí hace no mucho sobre "corredores escoba", que salen los últimos y avanzan a un ritmo muy tranquilo, y se dedican a recoger las balizas de la prueba, desperdicios y a ayudar a posibles lesionados mientras avanza, y me imaginé como sería ser por un día un "corredor escoba".

Pasé el primer kilómetro en 7:36 y aunque habíamos ascendido cerca de 100 metros en esos primeros 1000 ese ritmo era injustificable, así que apreté un poco el paso, pasando sin dificultad ninguna a un gran número de corredores.

El segundo kilómetro lo pasé en 15:24, 21 segundos más rápido que el anterior, y ascendiendo una decena de metros más.



Ese si era un ritmo más adecuado, es mejor salir más lento que con revoluciones de más, pero si quiero promediar 5:30 en mi primer ultra (tarea que veo harto complicada, pero intentaré igualmente) no puedo salir tan "despacio".

Antes de llegar al tercer kilómetro (aún en pendiente, aunque algo más suave ya) comencé a pasar a corredores que iban andando; Ya me pareció rara la salida, entre que salí demasiado tranquilo y tantos corredores salieron demasiado fuerte me sentí muy raro durante esos primeros kilómetros.

Ahora, sin embargo, me estaba viniendo demasiado arriba, estaba rodando a un ritmo de 6 y pasaba, mentalmente, de ser un "corredor escoba" recogiendo balizas a ser un "corredor escoba" de corredores.

Siempre anima muchísimo psicológicamente adelantar corredores, y hoy me estaba empezando a hacer falta.

Llegando al cuarto kilómetro se encontraba el primer avituallamiento, pero yo me autoabastecí con varios tragos largos de mi camelbak y seguí adelante.

Había una voluntaria diciendo algo desde lejos, que no entendía muy bien, pero al pasarla pude descifrar "larga izquierda" y al ver la bifurcación, subí a la izquierda, entendiendo que era el desvío de la carrera larga y corta (que se nos había comentado poco antes de salir).

En esa zona daba un poco la sombra y subí bastante aliviado, ya que tenía las manos empapadas en sudor, la espalda era una cascada y la braga del cuello sobraba desde el primer kilómetro. ¿Dónde está el viento cuando se le necesita?

El GPS me informó de que acababa de marcar el cuarto kilómetro, a un ritmo de 6:30.

Aunque quisiera no podía apretar más sin desfondarme con semejante desnivel, pero aunque se me había pasado volando ese primer tramo, todo lo que se sube se tiene que bajar (al ser el mismo punto salida y meta) aún quedaba carrera para rato, así que no me obsesioné con el ritmo.

Además, no sería la primera vez que el GPS dice una cosa y luego comparo el track de la carrera con el tiempo de mi crono y el ritmo promedio varía notablemente.

Mientras iba absorto en ritmos, cuestas y demás, un corredor que me acababa de adelantar simuló que tecleaba y me dijo luego acuérdate de poner "en este kilómetro me adelantaron" y entendí que conocía el blog y me había reconocido.

Le dije "que pongo, ¿que me adelantó el del Buff de BUFF?" y me respondió afirmativamente, así que aquí lo dejo.

Dijo también que ya lo pillaría en la bajada, y aunque fuimos mano a mano hasta prácticamente la mitad de la carrera (unas veces yo delante y otras él) llegó un momento en el que lo perdí de vista, no sé si me adelantaría o se quedaría atrás.

Me adelantó también un muchacho bastante joven, a toda máquina, que por poco no me arranca el dorsal del pecho con la velocidad (exagerando un poco, pero el ritmo que llevaba era épico).

Pocos metros más adelante llegó el primer fallo realmente recriminable (desde mi punto de vista) a la organización.

Siendo una primera edición entiendo las colas para retirar dorsal o el retraso de la hora de la salida, pasa hasta en las carreras con más ediciones, pero que haya una flecha señalando un camino cortado me parece inaceptable, y menos que no haya nadie indicándolo.

Había corredores volviendo desde lo alto del camino, otros que estaba subiendo y no entendían que pasaba y otros que siguieron recto.

Un corredor empezó a decir a gritos que se siguiese recto, que él había realizado el recorrido recientemente y, como decían los corredores que bajaban, el camino estaba cortado.

Atravesé la zona "correcta" mientras dejaba atrás las maldiciones de los corredores que, con razón, se habían equivocado de camino y se acababan de dar cuenta.

El corredor del Buff volvió a adelantarme, así como el muchacho joven, con un ritmo endiablado de nuevo (como habría muchos corredores jóvenes, doy más señas, el de la camiseta fosforito y el flequillo).

Empecé a alcanzar a uno de los 3 corredores del Primeguis con los que había estado charlando esa misma mañana, y al ponerme a su altura le dije "¡vamos, esos primeguis buenos!".

Si, como dije antes, me sonaba su cara, más me sonaba su camiseta, del típico verde Primeguis y con el nombre "Husky" serigrafiado detrás.

Recorrimos juntos varios kilómetros, diría que hasta el 7 aproximadamente.

Conocía la zona de la Vertic Night, pero la experiencia de día era también excelente, ascendíamos rodeados de vegetación por anchos carriles (aunque para otra edición se podría contemplar el trail, desde mi punto de vista, para variar más), disfrutando de la sombrita que nos daba el propio monte en este día tan primaveral.

En el kilómetro 5, por primera vez desde que comenzó la carrera, tuvimos más desnivel a favor que en contra, y me puse, sin darme cuenta, a 4:40.

Cada 5-6 minutos daba un buche pequeño a la camelbak, lo que sumado a los tragos largos que di en el puesto de avituallamiento había hecho que en esa escasa media hora de carrera menguase el lastre considerablemente.

No sé si eso influiría, o que el ir corriendo por la sombrita en compañía hiciese que no pensase tanto en el esfuerzo de mantener el ritmo, pero la verdad es que esa zona se me pasó volando.

Adelantamos a pocos corredores, aunque también es verdad que fuimos adelantados por pocos atletas en ese tramo.

El sexto kilómetro recuperaba un poco el desnivel, aunque seguían habiendo pendientes a favor, pero como sabía lo que me esperaba mas adelante, pese a no encontrarme fatigado, reduje ligeramente el paso, lo que hizo que "Husky" empezase a alejarse lentamente.

Ya mismo llegaríamos al punto donde "comienzan las cuestas", como me dijo el voluntario de la Vertic Night cuando pensaba que estaríamos a punto de volver, pero esta vez estaba preparado.

Esta vez no había ningún voluntario, y de hecho, un corredor siguió por el camino que desciende, mientras otro le llamaba a gritos diciendo que por ahí no era.

Me parece increíble (me reitero porque volvió a pasar, y no fue la última vez) que no se controlasen TODOS los desvíos, no solo balizar es importante, también marcar los desvíos y poner voluntarios en aquellos que puedan inducir a error.

Llegué a la cuesta, de casi 2 kilómetros de extensión, en la que comencé a adelantar corredores poco a poco (varios no pudieron afrontar la cuesta entera corriendo y tuvieron que pararse y seguir andando).

Mi ritmo no era muy elevado, pero luché con todas mis fuerzas para no pararme, no paraba de repetirme mentalmente que por muy lento que corriese, iba a ir más rápido que andando.

Alcancé a "Husky", intercambiamos un par de comentarios sobre la cuesta (le dije que ahora si que se notaba la camelbak, que me estaba matando en esos momentos en los que avanzaba tan encorvado) y acabé dejándolo atrás lenta y paulatinamente.

Llegué al final de la cuesta, donde había varios ciclistas que nos llamaban desde la derecha (había que subir por un sendero muy estrecho) y menos mal, si no, hubiese seguido yo solo hacia adelante.

Otro corredor jovencito me pasó, acompañado de un corredor más mayor con la misma equipación, y posteriormente me pasó otro corredor, también jovencito, con camiseta amarilla y pelo rizado.

Intenté pegarme a ellos, pero avanzaban a muy buen ritmo y acabaron dejándome atrás a los pocos metros.

Estaríamos sobre el kilómetro 9 o 10, no lo recuerdo exactamente, poco antes del segundo avituallamiento, y vi que el corredor con el pelo rizado se llevaba algo a la boca y después lo tiraba al suelo, sin miramientos ningunos.

Al alcanzar el punto donde lo había arrojado vi un gel de tubo, creo que de los del decathlon de aptonia, entre pequeños hierbajos y piedrecitas.

Me sentó como una patada en el estómago, me da un coraje enorme que la gente respete tan poco la naturaleza, y más los atletas, teniendo la oportunidad de correr en un parque natural tan bonito hay quien encima no solo no se interesa por su preservación, sino que lo degrada.

Según decían en el manual del corredor, la suplementación se marcaría con el número de dorsal para evitar que eso sucediese, pero se ve que no fue así, de lo contrario seguro que se lo hubese pensado dos veces.

El corredor se me perdió tras una curva a la izquierda y apreté el paso para recriminarle su gesto tan poco ecológico, más que para pillarle.

Al llegar a la curva me sacaba ya unos 50 metros de ventaja y vi que había un avituallamiento pocos metros más abajo, intenté alcanzarle antes, pero no pude, y mientras bebía de mi autoavituallamiento vi que en ese puesto había algunos trocitos de plátano cortados, así que paré y cogí uno.

Reanudé el paso y continué la bajada, llegando a la zona de la casa del boticario a un ritmo de 4:15, que mantuve durante casi 3 kilómetros de forma exacta.

Como pensaba al inicio de la carrera, sin mucha dificultad y tras haber corrido casi media prueba estaba rodando a un ritmo muy superior a mi ritmo objetivo, de forma que se compensaban esos primeros kilómetros por encima de 7:00.

En un momento dado, kilómetro 12 según mi GPS, dejamos el carril y entramos en un tramo de trail que me encantó.

Avanzamos entre pinos, reagrupándonos (íbamos en grupo 4 corredores y yo, separados unos de otros por pocos metros y con el corredor del gel entre ellos, aunque estaba disfrutando tanto en ese momento que no me acordé de decirle lo del tubo de gel, de hecho, no pensé más en ello hasta que llegué al coche tras la carrera), mientras pensaba "sí, esto es lo mío".

Tras el Trail de Sierra Blanca he subido un peldaño más en la escala de aficionado a la montaña, desbancando el trail al carril como mi superficie favorita para correr.

Llegó un momento en el que esa zona de trail daba a un sendero con una cinta en el suelo, que indicaba que por ahí no se podía ir, pero había corredores bajando por ese sendero, y nos detuvimos todos en seco.

No sabíamos si era la cabeza de la carrera, corredores despistados o por ahí iba la carrera corta, y además no veíamos balizas alrededor, por suerte uno de los corredores dijo que de acuerdo con el track de la carrera quedaba una subida más antes de comenzar la bajada definitiva, así que tiramos a la izquierda.

Nos quedamos a cuadros al ver que a los pocos metros otra cinta cortaba el paso, pero tras ella había balizas, así que mientras ellos discutían que hacer, yo seguí de frente, y me los encontré al girar una curva, pocos metros más adelante, bajando casi en vertical.

Pasamos bajo el tronco de un árbol y apretamos un poco el paso, en mi caso, para comprobar si veíamos a alguien a lo lejos, ya que no sabíamos con certeza (yo al menos) si estábamos siguiendo el camino correcto.

En la zona de arroyo hondo respiramos tranquilos, había varios voluntarios que nos indicaron el camino, y comenzamos a ascender hacia la última subida.

Seguía preguntándome si los corredores que vimos en la otra zona serían de la cabeza de la carrera, de la carrera corta o corredores despistados, pero fuera como fuese, nosotros ya íbamos por el buen camino, y eso era lo que importaba.

Llegando al kilómetro 13 nos cruzamos con la cabeza de la carrera (Al finalizar la carrera supe que Rubén Bravo y Dani García habían sido los campeones, sacando casi 6 minutos de ventaja al tercer clasificado, así que mi duda sobre los corredores que vi aun persiste) y vi, entre otras caras conocidas, a Alex, legionario al que conocí en la subida a Nagüeles, que bajaba "sobrado", a Bea, al muchacho joven del flequillo, que iba como una moto, a Silvia, a Francisco y a muchos otros.

Empezaba a preguntarme si habría control de carrera o no, ya que si nos estábamos cruzando con la cabeza de la carrera no debería de estar muy lejos (aun no se había producido y quedaba menos de media prueba para acabar).

En efecto, llegando a la cima un voluntario nos informó de que había que llegar al fondo, girar en el árbol, donde un juez tomaría el control de paso, y encontraríamos un avituallamiento antes de volver a sobre nuestros pasos.

Bebí de mi camelbak, a media carga o incluso menos (por el peso que notaba) y vi trozos de naranja en la mesa de avituallamiento por el rabillo del ojo mientras pasaba.

Me giré y cogí un par antes de seguir, que devoré en un bocado; Pese a estar al sol estaban muy fresquitas, sabían dulcísimas y me supieron a poco, pero no me planteé darme la vuelta para coger más, estaba corriendo, no haciendo senderismo.

Ahora las caras conocidas las veía en el otro lado, muchas de ellas conocidas de numerosas pruebas (sobre todo del Primeguis y del Grupo Alpino Benalmádena).

Algunos me saludaron e incluso animaron, pero no recuerdo exactamente las caras y, por tanto, no puedo ponerles nombre.

Volvimos a la zona de Arroyo Hondo, donde los voluntarios estaban más ocupados guiando a los corredores que llegaban que a los que bajábamos, pero como identifiqué a lo lejos al corredor del gel (ya se va a quedar en mi recuerdo como "el del gel", eso es como en la anécdota del hombre que un día mató a un gato y se quedó como "matagatos"), así que me dispuse a seguirlo.

Íbamos camino del kilómetro 15, y cuando pensaba que ya no habría muchas más cuestas... ¡zasca! desnivel al canto.

Una cuesta tendida que se extendía hasta donde la vegetación me dejaba ver, por la que subían andando varios corredores.

Me puse como objetivo no pararme, como en la cuesta que subí con "Husky", pero pese a bajar el ritmo al mínimo no pude evitar acabarla andando.

Me adelantaron varios corredores en esa zona, y los corredores que llevaba delante ampliaron su ventaja significativamente.

Pasamos por la zona por la que había visto a los corredores a la ida, y me volví a preguntar "¿quienes serían esos corredores, y por qué iban sacándonos una ventaja tan descomunal, de competir en nuestra prueba?"

La cuesta que precedió a ese tramo la tuve que acabar andando también, no me enorgullezco de ello, pero para dos tramos que ascendí andando en una carrera de montaña no me parece mal decirlo.

Esa segunda cuesta nos llevó a una zona elevada que me recordó muchísimo a los carriles de Pujerra, aunque rápidamente cambió la cosa, ya que entramos en otro tramo de trail, en el que recuperé las posiciones perdidas en la subida.

Esta ha sido la primera carrera de montaña en la que creo que he bajado mucho mejor de lo que he subido, ya que ha sido en las bajadas donde en recortado posiciones.

Esta carrera me ha ayudado a recordar por qué no me gustaba correr con calzonas... el roce me ha provocado unas rozaduras muy dolorosas cada vez que la calzona me rozaba, así que empezaba a alegrarme de que quedase poco para acabar la carrera...

Mi GPS marcó 17 kilómetros, así que, salvo sorpresas, ya todo sería en bajada hasta la meta.

En ese momento iba en solitario, con corredores cercanos a mi por detrás, pero distantes en el frente (e inexistentes cuando se aproximaban curvas y desaparecían tras ellas).

Sin embargo, cada vez que volvían a mi campo de visión (al cruzar yo la curva) iba viendo a corredores más próximos, y volví a identificar al corredor del gel.

Llegamos al primer avituallamiento tras el salto de un tobogán (habrá quien lo corriese, a mi me pilló de sopetón y tuve que tirar de recursos) y decidí pedir un vaso de isotónica, ya que el agua de la camelbak llevaba tibia un buen rato y lo último fresquito que había tomado fueron las naranjas del tercer avituallamiento.

Perdí varios segundos ya que, pese a haber muchos voluntarios y estar la mesa sin corredores (exeptuándome a mí) tenían las botellas de isotónica sin abrir, y tuvieron que abrírmela expresamente.

Creo que por parte de la organización eso es mejorable también, se pueden tener listos vasitos de agua (en mayor medida) y de isotónica de forma simultánea para no perder tiempo.

El vasito era minúsculo, pero me supo a gloria, y afronté el tramo final con muchísimas ganas.

En mi mente me imaginé que era una bestia que salía de caza y tenía que alcanzar una presa (el corredor más cercano, fuera del campo visual en ese momento), y con esa distracción afronté la bajada.

No subí de 4:40 el ritmo en la bajada, y acabé pasando a una decena (o más) corredores, con susto incluido cuando un ciclista (no sé si de la organización o por libre, pero bastante temerario) bajó a toda velocidad al lado mía, casi golpeándome, y del respingo retiré la atención del suelo un segundo y tropecé, pero me reequilibré sin problemas, afortunadamente.

Iba casi sin aliento, así que ni le di importancia, y continué en la captura de la próxima presa, el corredor del gel, al que di alcance en pocos metros.

Adelanté a algunos más, hasta perder de vista más "presas", y tras saltar un pequeño tobogán me indicaron que estaba llegando a meta, así que inicié un sprint progresivo (de acuerdo con el GPS cubrí los últimos 500 metros a un ritmo de 3:40 minutos por kilómetro).

No tenía objetivo por delante, así que mi objetivo fue no ser alcanzado, de cazador pasé a ser presa, pero salvé el pellejo.

La verdad es que al final me ha sabido a poco, no sé si por estar entrenando más distancia o porque conocía parte del recorrido, pero mi cuerpo me pedía más kilómetros al acabar.

Entré en 2:05:47 según mi crono, sudando a mares y bastante sediendo, pese a haber estado bebiendo un sorbo profundo cada 3-4 minutos durante los últimos kilómetros (y llegando con el camelbak prácticamente vacío, con esto no contaba, si en poco más de 2 horas se me queda casi seco y es tan complicado de rellenar igual voy a tener que pensar otro sistema para los 101... la semana que viene en el HOLE probaré de nuevo a ver que tal...).

A modo de curiosidad, que raramente pasa, clavé el tiempo oficial con el crono.


Cogí un vaso de agua, un gajo de naranja (el último que vi) y un batido de Herbalife y me puse a charlar con algunos de los atletas que habían llegado ya a meta, como con Bea, por ejemplo, que sin mal no recuerdo me ha sacado hoy cerca de un cuarto de hora de ventaja, cuando en la media de Álora la adelanté justo llegando a meta, seguramente tendría un mal día allí.

Pregunté a mis compañeros del Club Atletismo Fuengirola como había ido la invasión de Estepona, di constancia de mi llegada a familia y amigos y tras rehidratarme me dirigí a la Hacienda Nadales, para cambiarme y recoger la bolsa del corredor.

Me saludó un corredor por el camino que, en principio, no conocía, aunque el a mí sí (de vista, en Álora por ejemplo, sin ir más lejos, me comentó que lo adelanté saliendo de Pizarra), pero lo que si conocía era el tatuaje de su gemelo, una bicicleta, que estaba segurísimo de haber visto en varias pruebas.

Bajamos comentando aspectos de la carrera y comparándola con otros trails, como el Desafío de La Capitana, y en un momento estábamos en la hacienda entregando el chip y retirando la bolsa del corredor.

Para el precio de la carrera me pareció un poco pobre (camiseta y visera únicamente), pero bueno, como es la primera edición y tienen mucho que mejorar (un aspecto positivo es que los organizadores son plenamente conscientes de ello y de hecho, están abierto a críticas, esa es la actitud) al final de la crónica añadiré que pueden cambiar, desde mi punto de vista (corredor popular de mitad de la carrera para adelante).

Nos despedimos cuando fui al baño a cambiarme, y una vez cambiado y seco fui a preguntar por las clasificaciones.

Me dijeron que sobre las 1 y poco estarían, pero que aunque la entrega de premios estuviese programada para las 1, entre el retraso de la salida y que los jueces tienen que bajar con ellas, se retrasaría un poco.

Esperé, sediento, a que pasasen los minutos, charlando con varios corredores (algunos conocidos míos y otros no) para matar el rato.

Tenía muchísima sed, pero no me apetecía ir cargando con la camelbak (ya vacía) la mochila (a rebosar) la bolsa del corredor y la chaqueta (no entraba en la mochila) al baño, así que me senté en un banco con vistas al podio y esperé a que se colgase la clasificación en los tablones, tomando el solecito.


Tras cerca de hora y media esperando las clasificaciones y preguntando un par de veces por ellas, acabé consultándolas de mano de un organizador, no se llegaron a colgar en el tablón.

Me habían puesto 23 años en lugar de 22, por lo que en lugar de promesa sería senior, pero al comentárselo a un organizador me dijo que no habría problema, ya que solo se daban premios a los ganadores absolutos y a los veteranos.

Me dejó un poco a cuadros, ya que en la inscripción salía mi categoría como promesa, por lo que me la esperaba en la carrera, pero decidí esperar al menos al sorteo de regalos.

Sin embargo, tras la entrega de premios (y unos 20 minutos más de espera sedienta) se dio por finalizada la prueba, sin sorteo ni explicación, y me sentí un poco idiota por haber estado esperando casi 2 horas al sol y muerto de sed.

La prueba en sí ha sido preciosa, nunca le he echado una cruz a una carrera, y espero que no tenga que hacerlo, pero sinceramente, espero una mejora muy sustancial por parte de la organización para el año que viene, ya que incluso contando las pruebas en cuya primera edición he tomado parte, es la que más me ha dejado que desear.

En primer lugar, los horarios; Es comprensible que pueda haber retrasos, pero hay que intentar preverlos, eso lo entiendo totalmente por ser una primera edición.

En segundo lugar, especialmente en una carrera de montaña, la señalización, no sólo por balizamiento (que en general era adecuado pero en varios tramos bastante escaso), sino también por voluntarios en los tramos más conflictivos, y por supuesto, NADA de indicaciones contradictorias (un corredor escocés me comentó que se inscribió y pagó para correr la carrera larga y acabó realizando la corta, nadie le explicó el funcionamiento de las señales).

Este segundo punto lo veo vital, al menos por mi parte, en una zona con carriles tan anchos y tan pocos puntos problemáticos me parece increíble que tanto yo como el grupito con el que iba nos perdiésemos en dos ocasiones de forma tan exasperante.

En tercer lugar, las categorías... el objetivo de la prueba, cito textualmente, es "...fomentar entre los ciudadanos la práctica del deporte de montaña en diversos escenarios naturales de la capital malacitana.", pero a mí me ha dado más bien la impresión de que era la de "hacer caja", ya que como corredor popular no entiendo que se concentre a todos los participantes en 2 categorías habiendo premios en metálico.

Esta impresión también viene dada por contradicciones del manual del corredor, en el que se decía que al llegar a meta habría barritas energéticas y fruta (pillé un gajo de naranja, y de sólido nada más entrando, pienso, que con un tiempo bueno), o que habría un sorteo de premios al acabar la prueba, cosa que no hubo y no se explicó la razón.

Y por último, la "bolsa del corredor", que se podía dar en mano directamente, con camiseta finisher y visera, que creo que pocos usaremos, así que da poca publicidad a la prueba, soy más partidario de una camiseta más buena y ya está o una inscripción más asequible, ya que barata no era.

Es mi opinión personal, no pretendo levantar polémica sino ayudar a mejorar, siempre desde mi perspectiva, la organización de la I CxM de Sierra Blanca fue, desde mi punto de vista, la mejor que he disfrutado hasta la fecha, y fue también primera edición, la organización de la primera media de Alhaurín fue excelente igualmente, es cierto que la Vertic Night a nivel organizativo tuvo también muchos fallos, pero el espejo a mirarse debe ser el más positivo, no uno del montón.

La experiencia de la carrera en sí ha sido muy buena, he disfrutado mucho, he conocido a muchos corredores encantadores, estoy contento con el tiempo empleado y el día ha sido inmaculado, casi de finales de mayo.

Ojalá el sábado que viene sea igual en el HOLE, y que el año que viene pueda decir que la organización de esta prueba se ha salido y ha subsanado con creces todos los errores que han cometido este año.

De momento queda una semana con uno o dos entrenamientos largos de por medio (dependen de la universidad y mi disponibilidad horario), ya os contaré como va la cosa.

¡Un abrazo!

Comentarios

  1. Enhorabuena Juan,

    Sigues acumulando kilómetros, pruebas completadas y experiencia en carreras por montaña y además lo haces mejorando notablemente en ritmos de carrera y en adaptación al terreno.

    Ten cuidado que el trail engancha como ninguna otra disciplina dentro del atletismo y a este paso te veo corriendo solo por montaña.

    Un saludo compañero,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Rubén!

      Tienes toda la razón, ya he diseñado un circuito circular completamente en montaña por la zona de Mijas, rodeando el repetidor... lo malo es que en llegar y darle una vuelta se me va 1:40:00 yendo a buen paso, así que echo más tiempo en asfalto que en montaña, pero en cuanto tenga más tiempo ya lo rodearé dos o tres veces antes de bajar ;)

      ¡Un saludo!

      Eliminar
  2. Hola Compañero, yo soy Juan, el que te saludo en la recogida de dorsales, me encantan tus comentarios, la organizacion de la carrera ha dejado mucho que desear, una pena pq la prueba es muy bonita, un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Juan! Es un placer saludarte de nuevo, aunque sea de forma virtual.

      Coincido contigo, espero que para el año que viene tomen buena nota y se pongan las pilas... ¿Sabes algo de los diplomas o clasificación? Aun no los he visto...

      ¡Un saludo!

      Eliminar
    2. En cuanto a la clasificación, la acabo de encontrar, en el siguiente enlace ;) http://www.global-tempo.com/resultados/532f5499a3452_911b68d315555d5b3eb0dd45bf.pdf

      Eliminar
    3. Tenía pensada Estepona, pero cuando planifiqué las competiciones estaba ya pensando en meter montaña para el HOLE, así que cambié el asfalto por los montes.
      Eché de menos a los compañeros del club, pero conocí a bastantes corredores muy apañados (como regla general los corredores son buenas personas, al menos los que conozco hasta ahora, que no son pocos) y lo pasé muy bien ;)
      Enhorabuena por el pasote a la marca, si te planteas 5 k por separado seguro que le recortas un par de minutos más!!
      Un saludo Miguel, ¡espero verte pronto! ;)

      Eliminar
  3. Hola Juan,soy husky de primeguis,encantado de leer tu cronica como siempre y de compartir unos km contigo!!
    estoy muy de acuerdo en todo lo ke comentas,la mala organizacion,el del gel,(yo iba con el mio vacio hasta el siguiente avituallamiento),y lo bonito del recorrido!!
    yo salgo algunos fines de semana con compañeros primeguis alli a los montes y terminamos en alguna venta tomando una cervecita y bokata de lomo!!,cuando kieras te apuntas,aunke veo ke tienes pokos findes libres...jajajajajaja...mucha suerte para el HOLE!!!...ya nos veremos en la salida de la media maraton de Malaga!!..un saludo amigo!!!

    ResponderEliminar
  4. ¡¡Hola Husky!!

    El placer fue mío campeón ;)

    Agradezco encantado la invitación, a ver si encuentro un hueco y me apunto, que el plan es de 10 jeje

    ¡Nos vemos en la media!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario